23 de julio de 2011

YO ESTABA BESANDO A ÁNGELA ABRIL

Besaría esa boca lentamente hasta volverla roja
y en tu sexo el milagro de una mano que baja.
Raúl Gómez Jattin

Yo estaba besando a Ángela Abril. La besaba suavemente. Eran apenas unos intentos de un beso furtivo, eran besitos de azulejo sobre una charca de agua fresca. Todo iba sucediendo así, con facilidad. Cuando la conocí, la miraba y pensaba con ella nunca iba a acontecerme nada porque venía de tan lejos como un recuerdo. Pero se me ocurre tomarla de la mano, cautelosamente, en un intento por calentar su blanca mano y siento como Ángela Abril me corresponde con su delgada mano, siento como responde a ese tímido acercamiento mío.

No lo podía creer, Ángela Abril estaba conmigo así en la taberna, comunicándose con su piel. Entonces me acomodo buscando más su cercanía. Yo la seguía a cierta distancia cuando mirando hacia atrás me reconoció y se produjo lo inevitable. La verdad, la venía acompañando desde antes cuando en grupo íbamos cada sábado a la universidad por la “Vía del Colegio”. Y Ángela Abril, por supuesto, cómo decirlo… la singular belleza de Ángela Abril, provocada un embeleso, una mirada insostenible.

Caminamos sin decirnos nada, nunca nos habíamos hablado, pero algo me decía que en su corazón algo le comenzó a palpitar, y fue entonces cuando reímos porque al cruzar la esquina de la “Calle del Empedrado”, Marujita, la vendedora de periódicos, frenó para no atropellarme, pero se cayó con algo de torpeza y gracia de su gran bicicleta. Yo pienso sí, éste es el momento, cuando advierto que mis ojos son espejos para un mismo deseo y pienso de nuevo tomarla de la mano (días pensando como abordarla). Responde con un sí, responde a la caricia inicial, sí, responde a todo y yo siento una indescifrable ansiedad, no miento si digo lo inevitable con Ángela Abril así, a mi lado, respondiendo, acariciándome hasta con su amplia sonrisa.

Sin que estuviera pronosticado -mal harían en acertar- cayó un torrencial aguacero que nos obligó a buscar una de esas casas antiguas con tejados amplios y caedizos para protegernos del rigor de la lluvia. Encontramos una con un neón y la palabra “Utopía” produciendo reflejos regulares, que alcanzaban a medio iluminar el lugar con su luces, pocas y mortecinas ubicado en el “Camino Real”. Y en el intento del beso comienzo a chuparle suavemente los bordes de su boca. Sí, comienzo a besarla para ordenar su silencio. Entonces ella cierra los ojos al sentir mis cálidos labios. Esa carnosidad rosada de Ángela Abril, especie de almeja, un tejido fino sintiéndolo entre mis labios y dientes. Después, viene despacio la tibia lengua de Ángela Abril, una anguila ondeante, ágilmente hurgando entre mis dientes, recorriendo toda mi cavidad bucal, reconociéndome por cada beso que me daba. Fue así como, ahí en la taberna, todo era sosegado y apacible en medio del temporal. He de decir, me sentía alucinado con Ángela Abril, era mía, toda mía.

Siempre supe que odiaba llevar sostenes, desde siempre ellos se evidenciaron libres sin  sostén alguno. Entonces mi mano va lenta y acariciadora sobre su pecho y siento una fruta madura, erguida, firme, una fruta carnosa; luego, deslizo mis habilidosos dedos abriéndome paso entre los botones, los introduzco son sigilo y Ángela abril sofocada, jadeante, cual animalito cautivo y confundido por su propio ardor. Luego la imagen de sus piernas, el color de ellas, y ese aljibe entreabierto por el fuego bajo la falda. Hay algo imperioso en ella, en mí, con espasmos incontenibles, reprimidos, bellos e implacables, mientras mi otra mano, lerda, casi desapercibida entre sus ropas,iniciaba nuevos recorridos por la suave piel de sus asequibles muslos. Deseperada, su boca besa mi boca como si se tratara de un acontecimiento misterioso.

Cae el turbión sobre el tejado de la taberna. Ignotas lágrimas se convierten en grafitis, mientras Ángela Abril vuelve a inundarme los sentidos con su lengua ondulada. El cristal se va empañando por el lento vapor de agua. No había afán en sus labios, en sus pechos absueltos, en sus muslos. Todo era de una tersura infinita.  En realidad ignorábamos adónde llegaríamos, no lo sabíamos ni había interés en saberlo. Yo sólo sabía del sabor de ese líquido viscoso segregado por Ángela Abril en mi boca, mientras esas gotas pasaron a ser certeros dardos sobre el ventanal. Ángela Abril seductora sobre mí y la lluvia cayendo, siendo aura convertida en viento, en bruma imaginaria transformada en niebla y Ángela Abril y yo en un escondrijo de la rustica taberna.

Llueve a más no poder. Ángela Abril y yo nos separamos un poco para medir el alcance de la situación, para confirmar nuestra realidad. Recuerdo esos momentos, cuando nos mirábamos sin todavía creerlo, descubriéndonos en ese lugar bajo un torrencial de pasiones, y la lluvia protestando. Miro a Ángela Abril en la semioscuridad y es como si tuviera la noche recostada a mi hombro, mientras una mano suya extraviada acaricia mi nuca, luego mis cabellos cuando ya sus ojos escudriñan más allá del ventanal, más allá de la calle, cuando las saetas percutaban sobre el tejado una y otra vez más. Éramos agua, savia y un solo aliento en medio de lo escabroso.

Sentimos miedo, sí, en un momento cualquiera sentimos miedo al escuchar correr vertiginosa el agua por la calle. Pensé en un río arrastrándolo todo. Ese torrente nos empujaba, nos hacía estremecer y, Ángela Abril y yo, en medio de la creciente, sin fuerzas, sin aliento y con las manos crispadas en medio de la nada. La belleza de Ángela Abril, estaba marchita, mojada por el sudor, por la saliva y por el aliento vaporizado al interior del local. Sí, el rostro de Ángela Abril ahora estaba deslucido mientras la lluvia nos separaba y nos enceguecía.

Escampó. Escampo de repente, tan rápido como empezó. Vacilamos por un momento, en realidad no sabíamos que hacer ni cómo retomar esos momentos sutiles entre su pecho. De pronto, se hizo escuchar una voz hecha canción, diciendo desde la semioscuridad: “Me gustan tus ojos porque hablan de las horas, de la calle y el tiempo…”.  Fue entonces cuando, después de “un silencio de siglos, de un instante en que tuvimos otro nombre y otra sangre” recordamos a donde ir . Caminamos como dos serafines extraños a la universidad, hasta la intersección de la “Calle de San Francisco” con  la “Calle del Comercio”. Al llegar a su salón de clases se despidió de mí, dándome un lánguido beso en la mejilla, de esos rituales convenidos como sanción social entre la gente bien.©

19 de julio de 2011

q U e R e L L A



JUSTIFICACIÓN
El microrrelato posee una justificación de si mismo, es un género para lectores expertos por la precisión absoluta de su lenguaje, una de sus características que nos esforzarmos en formular.
En esta bitácora dedica a la máxima concentración del pensamiento nos proponemos traer aquellas composiciones de quienes entendieron que la literartura breve es "un género literario bello en la medida de la poesía que contiene" y "que debe concluir para poder prolongarse". 
Proseguimos en esta búsqueda para ir aumentando significativamente esta antología (no autorizada, si se quiere) sorprendente, ambigua, concisa y paradójica. Leamos:

POR FIN, UN INDIVIDUO DE MENTE ABIERTA
Lo atormentaba el escozor en el oído. Cogió el manojo de llaves e introdujo la más fina en la cavidad. Se rascó levemente el pabellón; después, se internó por el orificio lleno de cera. Rodó, le dio vuelta a la punta de la llave, en éxtasis, buscando el rinconcito exacto en que el escozor iba a mitigarse.
Hasta que, ¡clic!, oyó el chasquido y, bien puesta la llave en su lugar, percibió que la cabeza lentamente se abría.
Edith Benor
RAY
El marido con los ojos vidriosos increpa a su mujer y le exige que le diga algo que lo haga sentirse satisfecho y que a la vez lo haga llorar, la mujer muy tranquila le dice, con una sonrisa colgando de sus labios, que su virilidad es la más grande que la de todos sus amigos.
http://jlopezdelaserna.ning.com/group/microrelatos
DE GENIOS Y LÁMPARAS MARAVILLOSAS
Por mucho que el niño frotaba con insistencia aquella lámpara de la que todos hablaban maravillas, nada ocurría, no surgía de ella ningún genio que le concediera sus deseos.
Creyéndose engañado, arrojó con furia la lámpara contra el suelo del laboratorio, quebrándola en mil pedazos. Fue entonces cuando realmente apareció ante el pequeño Edison el mal genio de su tío Thomas, todo un verdadero genio.
MALDAD (sust. f. sing.)
Las tres mujeres de la celda traban al fin conversación.
-¿Vosotras qué hicisteis?- pregunta la pelirroja.
-Poca cosa: incitación al delito- responde la morena.
-Yo aún menos: abandono del hogar- suspira la rubia-. ¿Y tú?
-No os lo vais a creer: abrir una caja.

Un timbrazo interrumpe sus confesiones. Día de visitas.
Adán, Paris y Epimeteo las saludan desde el otro lado del cristal vestidos de domingo.



ALMAS GEMELAS
_Cerca es el mejor lugar para encontrar al objeto de mi amor -dijo ella-.
_Yo, en cambio, lo buscaré en cada verdad, en cada equivocación, en cada asco -respondió él.
_El amor es impredecible -concluyeron los dos, tomándose de las manos.©
 
¿A DÓNDE VA LA AURORA?
En La Aurora la vida despunta perezosamente cada día. Mientras Santiago sueña palomas que vuelan, Fanny, su mujer, prepara el desayuno antes de irse a trabajar. El sonido de un automóvil se deja escuchar en la calle. Es el jefe que ha llegado por ella y la saluda con un Buenos días puntual. Ella mira insinuante y con la mirada de un adiós. Cuando Santiago despierta, el desayuno hace tiempo se ha enfriado.©

LLAMADA DE ILUSIÓN
Evitando el sonido agudo del teléfono marcó rápidamente y escuchó:

"La Empresa de teléfonos le informa que el número dos, treinta y seis, ochenta, cero uno NO EXISTE.". Hubo silencio y arrepentimiento del "Te amo" que nunca le dijo.©

CONFESIÓN
A ti que por espacio de mucho tiempo has soñado, padecido y amado con ternura y deseos juntos por ese mismo hombre; he de decirte que con el más atrevido de los ánimos encendí sus deseos hasta producirle exasperación manifiesta y como prueba de mi amor, lo maté.

ÍTACA
A las cóncavas naves se subió e inició su periplo por el vinoso mar. Durante un tiempo estuvo perdido en medio de una odisea de relaciones tempestuosas y oficios varios hasta que hace poco se volvió a encontrar navegando por la pantalla del ordenador personal. Recobró el rumbo perdido y el viaje iniciado hasta llegar a la habitación donde escribe. En ella espera eternizarme hasta el fin de los tiempos.©

LIBRE ALBEDRÍO

Se suicidó. No creía en la predestinación del hado, ni mucho menos que fuera su abúlico juguete. No confiaba en nadie y mucho menos en él. Tenía la absoluta creencia que un día lo asesinarían y por eso se le(s) anticipó.©
LE PENSEUR
Frente a las puertas del infierno Rodin se sentó a pensar sobre la nada y la eternidad. Fueron tan profundas sus reflexiones e impresiones que de ellas sólo quedó una célebre fundición en bronce.©
ANCESTROS
Cuando el hombre nació siendo Adán y desde él toda su arcilla carnal, todo tiene su precio. Yo he firmado mi  pagaré al tanto por ciento de interés por aquella prohibida y aconsejada gracia.©
 DE OTROS AMORES

Allí estaban los cuerpos desnudos en pleno auge sexual como dos guitarras en perfecta armonía. Artemisa era experta en el arte, y con paciencia recorría el cuerpo de su ninfa favorita de punta a punta con su lengua de fuego y pasión. Cada beso llevaba furia desmedida y placer inmedible. Sus lenguas jugaban al borde de los labios por horas. Las manos y dedos se volvían el mejor instrumento para alcanzar el éxtasis. Todo era un espectáculo fastuoso y, lo demás predecible: hay que tener más talento para hacer el amor que para dirigir una cacería.©
RETRATO
En la primera foto que le tomaron aparece sonriente y vestido con traje de marinero; alguien dijo que sería marinero en tierra por los viejos caminos.©
NUMISMÁTICA
Le trajo como recuerdo de su viaje por esas tierras cuatro monedas de plata acuñadas por la Casa de la Moneda. En el anverso, y en alto relieve, aparece la gran puerta de lo que fue la antigua edificación. En el reverso, la inconfundible imagen de un tren avanzando por las paralelas tratando de alcanzar a una gran nube de humo. Se advierte entonces su inobjetable mensaje: "Eres testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo que fue y ya no es".©
QUERELLA
Y el rey de los humanos modernos partió de África y se encontró más tarde en Asia con el extraño Homo erectus en circunstancias sociales que hoy no se precisan. Sin embargo, por algunos excesos entre las partes, su sirviente Pediculus humanus, fue confinado a ocupar la cabeza ante la caída del vello corporal de su anfitrión. Tiempo después, colonizó parte del territorio perdido debido a que los humanos declararon haber estado desnudos mucho tiempo, a excepción del enclave ocupado por el piojo púbico.©
Guillermo Arnul Castillo Ruiz

17 de julio de 2011

A PESAR DE NUESTRO LADO MÁS VULGAR/Opinión


Pocos poetas y cantantes se quedaron conmigo. Digo pocos sin presumir nada. Con esto quiero significar que por igual, versos y canciones, colmaron mi ser y mi sentir cada mañana o cada atardecer entre amores y derrotas.

Recientemente se cruzó en mi camino Santiago Cruz para dejar sus impresiones hechas canciones. Cruz es una voz fresca en el ambiente musical nacional, de convicciones artísticas propias gracias al poder de sus letras en cada canción suya, porque ese equilibrio tan sólo lo alcanza quien vive, escribe y musicaliza a la vez.


No sé que va apasar cuando regreses/
cuando te vuelva a ver./
No sé si sentiremos lo mismo./

Sólo espero que tú, como yo/
todavía te mueras por estar conmigo./

Hoy en día, cuando pareciera que todos estamos abrumados por todo lo que somos y nos sucede, cuando el aire venido de las montañas hace rato que está enrarecido y en las ciudades la codicia se amaña, Santiago Cruz nos lleva por la ruta equivocada, desde luego, para los que deliquen, y nos dice en intimidad cómo derribar los muros que nos impiden entrar a pesar de uno msmo y de los demás.

Entre tantas líneas curvas y de tanto ardernos el alma, este artista colombiano no nos deja a la mitad del camino, recoge nuestros pedazos y nos reinvindica para el amor, o mejor dicho, para la vida. Él es una nueva voz romántica que nos dice además que no todo está perdido, que aún se puede vivr del amor cuando se ha ido el sol. Su imperativa voz, sin dejar de ser dulce, nos pide dejar de disimular y nos interroga: ¿Por qué esperar?, si el amor siempre ha estado a la espera, a pesar de nuestro lado más vulgar.

Ese es Cruz, quien antes de que se apague el mundo, nos trae sus canciones aunque por instantes se quiera asfixiar. Pero es válido si después de cruzar la puerta, todo vuelve a tener sentido cuando encontramos al amor tendido y con infinitas ganas de amar.©

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