20 de septiembre de 2011

E n C a N t O p E r D i D o


NUNCA SE SABE

El rey Shariyar es traicionado por su esposa y decide vengarse en lo sucesivo. Cada noche se casa con una doncella del reino y al siguiente amanecer la hace decapitar. Sherezada, hija de uno de sus ministros, decide salvar al reino. Cada noche, en la espléndida sala y asistidos por mil esclavos de mayor belleza, narra al rey una historia que interrumpe cada amanecer para completarla en la noche siguiente y comenzar otra hasta completar mil y una historias, logrando así que el rey la tome por esposa antes de que abriera los ojos a los primeros rayos del día y se viera al lado de la más despreciable barrendera del palacio que supo adormecerle los sentidos y excitarle la imaginación al beber vino por inclinación.©

REMINISCENCIA


Natividad aceptó la caminata como una pequeña aventura infantil. Ya se había disipado el sol, pero su esplendor final honraba el silencioso valle del río Cauca, antes de que lo arrullara la oscura noche. Lo hizo mas no por tener que fatigarse yendo en el campero. Caminó despacio, aspirando con secreta felicidad el olor a hierba recién cortada. Comprendió que los años no lograron mitigar ni el color de aquellos atardeceres ni aquella emanación para sus sentidos. Aunque era cierto que los años le habían reducido a la cruel sentencia de "Vos cantando y tan vieja".©

SABER QUE NO SE SABE

La certidumbre de que todo está escrito y de cómo es arriba es abajo, ha llevado a los hombres a tener la supersticiosa y vana costumbre de buscar de forma análoga en los libros, en los sueños o en las líneas caóticas de la mano el sentido de lo que no tiene sentido.©

3.2.9. VARIOS
 
Hombre incorpóreo busca dama diáfana para hacer cosas en ningún tiempo vistas.©




ENCANTO PERDIDO
(Basado en una canción de Bruce Springsteen)


Vino del estrecho valle, donde, cuando eres joven aprendes el mismo oficio de tus padres. Había conocido a Lucía en el colegio, teniendo ella diecisiete años. Ambos solían ir hasta las tierras más fértiles, bajaban al bullicioso río, se zambullían en él y se dejaban llevar por la corriente.
Meses después Lucía quedó embarazada y no pudieron disimularlo por mucho tiempo. A los diecinueve años ya tenía un trabajo y un juez se encargó del resto. Fue una boda sin altar, no hubo flores ni traje de novia. Aquella noche se fueron al río, se sumergieron en él e hicieron el amor de nuevo.
Las cosas no le van bien como obrero de la construcción, ha escuchado decir que es por culpa de la economía, esa rareza que nunca se equivoca en fijar el precio de las cosas. Guardó silencio y colocó la mirada en un punto lejano. Actuaba como si no recordara nada del pasado y Lucía como si no le importara la situación. Todo lo que consideraban importante se había evaporado en el aire.
Entonces un gesto fue el anticipo a una nueva revelación y sus ojos tuvieron un brillo especial al acordarse cuando corría en la camioneta de su hermano y el cuerpo de Lucía bronceado y húmedo a su lado. Cada noche estrellada se acostaban en aquella orilla y la abrazaba hasta escuchar su leve respiración. Esos recuerdos ahora lo acosan, lo persiguen como una maldición que lo llevan al río, ahora que se ha secado.©

Guillermo Arnul Castillo Ruiz

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