Me temblaron las manos cuando leí en aquel semanario: “En un apartado baldío fue hallada una mujer semidesnuda e incinerada. Según las primeras indagaciones del F2 se cree que la víctima después de ser asesinada, fue incinerada para eliminar posibles huellas que posibilitaran su identificación al dejar su cuerpo irreconocible o expiar la culpa del asesinato”.
Tan solo un lunar, que sobresalía cercano al labio superior, era la única estrella bordada de su destino.
©Guillermo A. Castillo
Tremendo pero bello tu texto
ResponderBorrarHola dama, qué bueno tenerte por aquí.
BorrarGracias, un abrazo.
Magnífico texto. Ese lunar cercano a la boca, reluciendo como luna llena en un campo de destrucción.
ResponderBorrarMe encantó. Un abrazote
Albada, has logrado sintetizar una idea, una intención que surgió como un sesgo de un texto más extenso.
BorrarGracias y un abrazo.