Don Camilo Fortaleche decidió morirse. No tuvo necesidad de escoger ni el día ni el mejor método. Se murió de repente. Pero deberá responder en la eternidad por sus actos al incumplir el Decreto Municipal de su pueblo que prohíbe a los residentes, e incluso, a quienes se encuentran de paso, de ir más allá de los límites de la vida terrenal para pasar a la otra vida porque el poblado no tiene cementerio.©
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