Don Camilo Fortaleche decidió morirse. No tuvo necesidad de escoger ni el día ni el mejor método. Se murió de repente. Pero deberá responder en la eternidad por sus actos al incumplir el Decreto Municipal de su pueblo que prohíbe a los residentes, e incluso, a quienes se encuentran de paso, de ir más allá de los límites de la vida terrenal para pasar a la otra vida porque el poblado no tiene cementerio.©
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a pagar la multa,
ResponderBorrarsaludos
Muy ocurrente tu relato. Hace pensar en las necesidades de un pueblo que por no tener ni tiene cementerio, así que la solución no morirse. Lo malo es lo de rendir cuentas en el más allá por no cumplir el precepto...
ResponderBorrarGenial.
Qué más da, fue su decisión, no importándole quebrantar normas establecidas, lo más importante ¡cumplir su sueño!
ResponderBorrarQue maravillosa decisión
Muito bom...
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