Mercado de Santa Marta
"Yo sé que aún en aquel sórdido burdel de mala muerte
un diablo arrepentido
probó de tu saliva y cayó muerto".
El pasaje de la galería es el pasaje de todos los pecados, de los apetitos merodeadores, del permanente hedor y podredumbre capaz de cubrirlo todo y de maquillar las ojeras del hambre de unos pequeños que atraviesan la calle buscando que comer entre la basura oculta bajo una nube de moscas que zumban atroces, mientras el sol enardece a los piojos que proliferan en sus despeinadas cabelleras.
Calle estrecha y tortuosa por donde se pasean las mujeres de bien como las delicadas joyas que llevan en sus muñecas. Es la calle del ajetreo y la reventa en la vibrante voz del vendedor callejero. Calle abajo van apareciendo a plena luz del día aquellas mujeres de caminar obsceno y actitud pendenciera por los sinsabores de la vida. De alguna manera salen a la calle porque en medio de sus tragedias, saben que su coquetería vende y despierta la lujuria por sus carnes voluptuosas.
El olvido tiembla en los recovecos del callejón de la avaricia y cada noche, en las cantinas de mala muerte, canta a varias voces la misma tragedia. Un cigarrillo prisionero aparece entre los inquietos dedos de la mujer sin dueño, quien luce en sus senos desabridos letras iniciales del que fue su primer amor y que nunca olvida.©
Calle estrecha y tortuosa por donde se pasean las mujeres de bien como las delicadas joyas que llevan en sus muñecas. Es la calle del ajetreo y la reventa en la vibrante voz del vendedor callejero. Calle abajo van apareciendo a plena luz del día aquellas mujeres de caminar obsceno y actitud pendenciera por los sinsabores de la vida. De alguna manera salen a la calle porque en medio de sus tragedias, saben que su coquetería vende y despierta la lujuria por sus carnes voluptuosas.
El olvido tiembla en los recovecos del callejón de la avaricia y cada noche, en las cantinas de mala muerte, canta a varias voces la misma tragedia. Un cigarrillo prisionero aparece entre los inquietos dedos de la mujer sin dueño, quien luce en sus senos desabridos letras iniciales del que fue su primer amor y que nunca olvida.©
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