Everardo
Zorrilla fue acusado del asesinato de un reconocido usurero para robarlo. Por
la forma como se encontró el cadáver, el crimen lo hizo con alevosía, desprecio
y burla. El criminal, días antes, invalidando todas las tesis en su contra,
convenció de su inocencia al infalible abogado Leonardo Carvallo.
El
día de la audiencia fueron llamados los testigos. Uno de ellos declaró que
cuando pasó, rayando la medianoche, cerca de la casa donde vivía el dueño
escuchó ruidos y gritos angustiosos. Al verse perdido el acusado gritó con
contrariada indignación:
-¡Qué va!... el viejo ese no dijo ni ¡uf!©
Hola Guillermo. Muy ocurrente esta breve historia. Me gusta mucho tu blog y gracias por tu comentario en el mío. Cuando necesites algún dibujo me lo comentas en el correo del blog y hablamos. Saludos.
ResponderBorrarEsta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!
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