El hombre entró tembloroso a la
Librería K. “¡Se ha transformado!, ¡Se ha transformado!”, gritaba en medio de
los impasibles lectores. Ninguno pronunció palabra alguna. Sólo sabían de un trastornado
vendedor de seguros que vino a ofrecer una alegórica póliza contra cualquier
tipo de transformación, que entre burlas generalizadas, se negaron a comprarle. ©
16 de marzo de 2013
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