Ya no puedo pensar
Ya no puedo pensar; cuando pienso, tropiezo incesantemente con límites, quizás por saltos pueda captar ciertas formas aisladas; un pensar interconectado, de acuerdo con un plan por desarrollar, me es completamente imposible.
En el cuadrado
Encerrado en el cuadrado de una cerca de madera, cuya área no medía un paso a lo largo y otro a lo ancho, me desperté. Hay cercas semejantes en las que las ovejas son encorraladas en la noche, pero no son tan estrechas. Un rayo de sol caía directamente sobre mí, para resguardar la cabeza, la presionaba contra el pecho y así me acuclillaba con la espalda encorvada.
Un segmento
Le fue cortado un segmento de la parte posterior de la cabeza. Con el sol todo el mundo mira hacia adentro. Esto lo pone nervioso, lo distrae del trabajo; además, le fastidia que, justamente él, deba ser excluido del espectáculo.
Mientras más caballos
Mientras más caballos ates, más rápido funcionará -es decir, no el arrancar el bloque del piso, lo que es imposible, sino el romperse de las riendas y con ello el viaje alegre, vacío.
El animal y el látigo
El animal le arrebata el látigo al señor y se azota a sí mismo para volverse señor y no sabe que esto es apenas una fantasía creada por un nuevo nudo en las correas del látigo.
De microcuentos y dibujos. Selnich Vivas Hurtado. Universidad de Antioquia. 2010
Todo ésto resulta muy Kafkiano.
ResponderBorrarSin lugar a dudas, don Carlos.
ResponderBorrarHola Gillermo, gracias por tu vista y comentario en mi sitio.
ResponderBorrarEstuve hojeando tus dos blog y elegí quedarme por aquí si me permites.
Te dejo un fuerte abrazo desde Uruguay!