La mujer en las palabras, Juan Osborne |
Cuando ciertas
palabras me llaman aguzo el oído. Luego cuando llegan a mis manos, las convierto
una a una en estalactitas de carbón. Pero ellas siempre traviesas, suelen cambiarse
por otras, se trasladan de sitio o se posesionan dentro de una frase silenciosa e inesperada. Ellas me hacen dudar al ocultarse entre mis propias sombras, así sean producto
de todos los razonamientos asociados a incontables imágenes remotas y nacientes.
Por todo esto, vuelven a caerse a modo de guijarros callejeros con alegría
repentina, reaparecen floreciendo cual piedrecitas resplandecientes y
recriminadoras cuando pudiendo decirlo todo con menos palabras, uso cien. ©
Tus textos crecen en las estalagmitas de blanca sal.
ResponderBorrarProducen cuevas de sueños con dimensiones físicas.
Paisajes de palabras.
Un abrazo
Querida Albada, tú siempre tan amable conmigo.
ResponderBorrarUn gran abrazo también para ti.