El muchacho sonrió. Empezó a caminar, a dar zancadas más largas; empezó a correr y a correr y a correr cada vez más. Se sentía más veloz, más alto y más fuerte. Cuando llegó ante la puerta timbró, una, dos y hasta tres veces. Entonces bajó la mirada, porque como se sabe, a los hombres también nos dan nervios la primera vez.
22 de febrero de 2014
CITIUS, ALTIUS, FORTIUS, NERVIUS
El muchacho sonrió. Empezó a caminar, a dar zancadas más largas; empezó a correr y a correr y a correr cada vez más. Se sentía más veloz, más alto y más fuerte. Cuando llegó ante la puerta timbró, una, dos y hasta tres veces. Entonces bajó la mirada, porque como se sabe, a los hombres también nos dan nervios la primera vez.
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Seguramente una cosa es llamar y otra que te abran.
ResponderBorrarMe gustó el ritmo del muchacho. Ese in crescendo abruptamente roto.
Un cordial saludo.
Gracias, querida Albada, por tu amable observación oportunamente cierta.
ResponderBorrarUn abrazo.