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Siempre estuve cercado de
sombras en esa miserable habitación a donde llegué. Nunca supe cuantos días
pasé allí, hostigado por mis propios excrementos y en donde jamás fui la más minúscula
señal de vida.
Del día en que se produjo mi salida
de ese apestoso lugar, recuerdo que cuando se abrió la pesada puerta y me
encegueció la luz, escuché una voz recta, casi hiriente. Esa voz la percibí
como el sonido de las cadenas que me ataban desde mis recuerdos hasta los pies:
-¡Ve y conviértete en lo que eres porque jamás conquistarás lo conocido!
___!!!///.
ResponderBorrar__( ô ô )
oO-(_)-Oo
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█░░█ .......O░ Saludos ¡Feliz Día!.. ★MaRiBeL★
*MaRiBeL* Gracias por tu detalle.
ResponderBorrarla prisión donde uno habita, quién sabe si de forma intencionada, me ha estremecido.
ResponderBorrarEl carcelero, tal vez no existe, y esa puerta era la última coraza contra la realidad hedionda de uno mismo.
Un abrazo
Así es, estimada Albada. A veces estamos bajo el efecto invernadero y no nos damos cuenta. Es ahí cuando tenemos que abrir nuestras puertas puertas y escapar de nuestra propia prisión mental. Eso me propongo por estos días.
ResponderBorrarMil gracias por tu opinión y paso por este sitio que también es tuyo.