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Me gusta hurgar en su sexo y
separar sus suaves pliegues de escarcha contenida. Como tentáculos, descienden
mis brazos hasta los insondables secretos que se delatan en medio de inesperadas
corrientes y ligeros quejidos. Así es ella, dueña de agudos y urgentes clamores
que se disipan en singular agonía, ante las olas al lamer de nuevo sus orillas.
Publicado por: http://revistabrevilla.blogspot.com/2015/07/tentaculos-y-texticulos.html?spref=fb
Ah si pudiéramos poner en palabras exactas todo lo que el sexo nos obsequia..
ResponderBorrarAsí es, Anuar. Ya quisiéramos que fuera sí, incluyendo a la vida misma. Cabe imaginar y seguir escribiendo sobre lo que la dicha no alcanza. Gracias por tu comentario.
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