Los dos ejércitos hicieron oír el ruido de sus armas acudiendo presurosos al campo de batalla. Nadie apartaba los ojos de su enemigo. Los timbales y estandartes se veían por doquier. Horas después, las banderas y las espadas estaban por el suelo; la tierra se había tornado estrecha. Los sobrevivientes olvidaron aquel antiguo principio que reza: "Es mejor que el enemigo vea nuestras frentes y no nuestras espaldas".©Guillermo A. Castillo.
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Creo que lo mejor es que no haya enemigos, pero bueno... No siempre se tiene lo que se quiere.
ResponderBorrarSaludos,
J.
De acuerdo, no hay nada como la fraternidad.
ResponderBorrarUn saludo colombiano va.