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Cuando el cielo luce los colores más fastuosos del día y en el sabor amargo de un café busco navegar por el territorio vacío de la incertidumbre, aparece una mujer de andar vanidoso, que me sonríe antes de acercar su mejilla a la mía. Me levanto, pago, me abrigo con mi vida de siempre y regresó a mi buhardilla cuando el contacto suyo fue una experiencia mística que desapareció con ella.©Guillermo A. Castillo
Esa desconocida abrigó el alma del tipo. Quizá de forma efímera, pero real.
ResponderBorrarMe encantó. Un abrazo
Muy amable Julio David. Es motivo de orgullo tener tu registro por aquí.
ResponderBorrarY desde luego, saludos y saludes.
Mi querida Albada, así suceden las cosas y nosotros ahí en medio de ellas.
ResponderBorrarReiterado agradecimiento por tus siempre y bienvenidos comentarios.
Un abrazo.
Las experiencias místicas han de ser, necesariamente, breves y relevantes, de lo contrario pasan desapercibidas.
ResponderBorrarSaludos!
J.
Por supuesto. Es allí donde tenemos que estar presentes, liderando cada acción con mucha convicción.
ResponderBorrarSaludos van.