Ellas se encontraron después de mucho tiempo de ausencia. Caminaron en silencio, como otra forma de reconocerse hasta que sin poder contenerse entre risas, la una le preguntó a la otra, Te acordás cuando nos pasó tal cosa... Y volvían a estrecharse como solo lo hacen dos almas cómplices. Cambiando de tema, contame qué estás haciendo por aquí. Pues mirá que llevo mucho tiempo intentando abrir esta puerta, que por más vieja y apolillada me es imposible. Sin pensarlo mucho la mujer más joven, se abalanzó contra aquella puerta que una vez estuvo abierta, la mujer de más edad se despidió diciendo, Ahora si puedo continuar mi rumbo hacia el más allá, y desapareció.©Guillermo A. Castillo.
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Creo haberte leído este o similar cuento. Sin el acento argentino o uruguayo, y comenté que era uan puerta siempre abierta, que la amiga ayuda a empujar.
ResponderBorrarTriste pero deja una sonrisa, como la comida agridulce. Un abrazo y feliz carnaval
Así es , ya lo habías leídos pero con otra presentación. Salud.
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