Cuando pequeño permanecía en
actitud contemplativa. Gran parte de su niñez se la jugó en solitario imaginado
y recreando escenas tan reales como su misma condición de niño.
El mundo de los adultos le era ajeno.
No lo comprendía, como tampoco entendía por qué los adultos menosprecian el
suyo, si sólo se ocupaba de descubrir la vida, aunque no supiera con certeza
cómo abrirse paso para embarcarse en su propia travesía.
A veces se pregunta no sin
inquietud, que llegaría a pensar aquel niño, sobre lo que hace ese adulto de hoy
en día. Seguramente estaría complacido de su trayectoria a pesar de sus
aciertos y desaciertos. Ahora, en este preciso instante, se pregunta si ese
adulto cuyas señales buscó no sería del hombre que él llegó a ser cuando creció. ©
Para el hombre que habitaba en un adolescente, el instante en que un balance parece haber sido positivo, es un buen instante.
ResponderBorrarReconocerse. Feliz 2013.
Renuevo esos buenos deseos para ti y todos los tuyos.
ResponderBorrarSaludos.