12 de junio de 1985. Ella
estaba radiante, el deslumbrante vestido de novia, el maquillaje y la alegría
que reflejaba su rostro lograban que apenas se notaran los diez años de
diferencia con Juan, que a su lado lucía un físico impresionante fruto de
muchas horas de gimnasio. Tras convencerla de que el amor no tenía edad, que
era la compañera maternal que estaba buscando para compartir su vida y después
de vencer todas las aprensiones de su familia, por fin se casaban.
12 de junio de 1995. Tendida
dentro del féretro tenía una expresión relajada, el maquillaje disimulaba el
tono violáceo entorno a uno de los párpados, un blanquísimo sudario cubría su
cuerpo hinchado por el alcohol y marcado de antiguas cicatrices. Frente a ella
Juan ensayaba un gesto de viudo desconsolado mientras miraba disimuladamente el
reloj, con prisa por acabar con el incómodo trámite del entierro. Aquella noche
había quedado con sus amigos, ellos le ayudarían a superar el amargo trago…
Mª
Jesús Mandianes
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Dura y triste vida la suya.
ResponderBorrar¡Qué hipócrita el marido! por desgracia hay algunos así.
Un saludo