Aquel atardecer caminé por senderos
cubiertos de vetustas hojas hasta terminar sobre el pavimento inerte e indiferente. Luego,
recorrí una calle vacía y pisé las huellas de transeúntes inexistentes. Sólo mi
andar errático estaba motivado por un recuerdo cuando ese día le alcancé a
decir: "Quieta ahí, tus labios o la vida". ©GuillermoCastillo.
23 de enero de 2016
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Visitas del mes pasado a la página
2,834
Translate
Especial: La novela en mil textos
Homenaje a Georges Méliés
Colegio Académico de Buga
Antología de minicuentos contundentes
ESCARABAJO

Revista Antología de amor y desamor: dos textos míos
Powered by
Issuu
Publish for Free
Revista Salvo el crepúsculo: microrrelatos de mi autoría.
Powered by
Issuu
Publish for Free
No hay comentarios.:
Publicar un comentario