Él, de unos cincuenta años explora con sus ojos cada rincón de mi cuerpo, sobre todo esas partes destinadas a estar decoradas. Su cinismo me incomoda. Me siento agredida y con temor al pensar que no me ve por deseo, sino por ser un pervertido, que seguro, me quiere hacer migas. ¿Por qué tenía que salir así del horno?©Guillermo A. Castillo.
25 de marzo de 2017
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