Es domingo, tengo deseos de encontrarte y que nos sentemos a hablar de todo un poco y recordar aquellos besos; y las razones de tu olor y el mío, mientras las moscas con obscenidad sobrevolaban nuestro lecho. Hoy tengo ganas de encontrarte entre quienes pasan por mi lado e invitarte a refugiarnos en un bar entre cada balada.
…amante mía desde hace ya tiempo presiento el final de nuestra historia, lo veo en tus ojos ausentes, lo oigo en tus silencios…
—¿La recuerdas?— Me decías que esa canción te entristecía.
La tarde transcurre, ya se apaga.
De vuelta a casa, recuerdo, te despedías con un beso con la condición de que me durara hasta tu regreso. Pero no habías dado el primer paso cuando te regresabas para colgarte de mis hombros y preguntarme:
—¿You are happy?
Y yo, mirándote a los ojos te respondía diciéndote que era difícil serlo, pero aprendía a serlo a tu lado.
Tus pasos no regresaron.
©Guillermo A. Castillo.
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