Poco importa si te lo escriben o si te lo gritan cuando te dicen: “Te vamos a matar”. El frío más frío de todos se te va colando por los pies y te va subiendo lento, firme y despiadado por las piernas, las caderas, el estómago y cuando te llega al pecho, sientes que se te congela el corazón. Mejor dicho, todos los miembros de tu cuerpo se te entumecen. Quizá sea lo que se siente al morir. Eso reflexionó Juanjo Ladera después que sonó el teléfono amenazante.
Todo comenzó sin un por qué. Lo cierto es que después de esa sentencia, los balazos comenzaron a retumbarle dentro del cerebro convirtiendo su vida en una cadena de interrogantes sin resolver. Ya debe imaginar cómo funciona el cerebro en esa clase de situaciones. Lo único seguro es que ante aquella sentencia, comienzas a morir. Incluso, puedes escuchar el sonido seco del balazo que te ofrecieron pegarte justo ahí, en toda la frente.
Otra cosa es que no sabes a qué horas será, ni mucho menos cuando ni en qué lugar te esperan. Lo cierto es que esa rabia visceral que tienes, se te va acrecentando para convertirse en una indignación tan grande que se te transforma en miedo, pero Ladera no alcanzó a tenerlo porque sobre El Quebrador durmió el miedo hasta que se levantó después, deshizo la cama y se cubrió de sombras desde donde salió el tiro de mi revólver.©Guillermo A. Castillo.
Perro que ladra no muerde
ResponderBorrarHay que temer al que solo mira y calla
Abrazos
Será porque estamos o andamos muy prevenidos.
BorrarSaludos.
Muy ben texto. La sentencia de muerte, es una forma da morir de modo previo. Con ese sinvivir, el ejecutor, de hecho, ya tiene la mitad de su trabajo realizado. Poco importa qué revólver acaba por ser detonado.
ResponderBorrarMuy bueno. Un abrazo
Hemos olvidado que de todas las zozobras humanas sólo la amenaza nos deja dos opciones: la rendición o la reacción por el miedo. El método o los métodos son lo de menos, podría pensarse.
ResponderBorrarUn abrazo.
Hasta aquí llegué, Guillermo, entretenido con tus relatos. De calidad y sabiendo hacer... ¡No abundan!
ResponderBorrarAbrazo.