Se fue acercando semejante a las
livianas espumas de aquellas aguas minerales. Quienes lo hallaron dieron por
hecho que se trataba de un claro desconocido que tenía en la faltriquera un
papel con la borrosa línea geográfica del río Telembí.
Lo tocaron, porque el tacto es
otra forma de mirar, y antes de decidir qué hacer con él, relataron cómo los
manglares le pusieron resistencia a su espinosa travesía, olvidando averiguar su nombre.©
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