Tomó el cuento. Lo abrió.
Primera página. "Había una vez...". Segunda página. Continuó leyendo.
Un poco más deprisa porque ya era tarde y deseaba terminar pronto. Última
página. "Ya está… Se ha acabado". Cerró el cuento y se dispuso a cerrar
el libro dándole un mimo y un beso de "buenas noches" al hijo. Con cierta afectación en su cara el niño dice: "Así no se
cuenta, papi". "¿Cómo que así no se cuenta?". Pues no, por qué
no me incluiste en la historia. El
padre con hosquedad responde:
-Pues, el que quiera verte que
venga a casa.©
Si tú supieras la razón que tiene el niño exigente...
ResponderBorrarHay un autor en España que utiliza una relato que va variando, por supuesto, pero con un hilo argumental de compañerismo, que pone los 30 nombres de los alumnos de cada aula.
La impresión debe ser un poco caótica, pero mis hijos, en sexto, doce años, tienen un libro donde aparecen todos sus compañeros y ellos mismos. Los conservo, porque los leyeron con ansiedad más de una vez en su momento.
Un abrazo